Mis alumnas
Mujeres bellas, femeninas, coquetas, dulces, risueñas... Mis princesas.Con algunas de mis alumnas de Salamanca y Santa Marta de Tormes
Comencé a dar clases en Salamanca, mi ciudad natal, y posteriormente en Santa Marta, un pueblo pegadito a la capital. Recuerdo con especial cariño a todas las alumnas que pasaron por mis clases en aquellos momentos. Ellas fueron las que me vieron dar mis primeros pasos, las que me vieron titubear y, poco a poco, adquirir una mayor seguridad en mis clases.
Recuerdo a cada una de ellas. Con muchas mantengo el contacto. Algunas continúan bailando y unas pocas han comenzado a enseñar.
Con algunas de mis alumnas de Madrid
En 2008 me mudé a Madrid. Nada más llegar comencé a dar clases en diversas escuelas. Llegué a pasar en el metro 4 horas yendo de la universidad a casa, de casa a la universidad, de la universidad a clases por aquí y por allá. ¡Una locura! Pero, aunque agotada, el trabajo no me pesaba. Adoro esta profesión. Me encanta enseñar. Me encanta bailar.
Fue precisamente en Madrid donde nació la idea de crear un espacio gratuito para aprender técnica básica de danza del vientre, El rincón de la danza oriental. Esta idea que tomó forma en el salón de mi antigua casa, me permitió ponerme en contacto con personas de todo el mundo, que compartían las mismas inquietudes que yo y que soñaban con aprender este arte. A diario me llegan decenas de mensajes de agradecimiento desde Colombia, México, Argentina, Brasil… Pero soy yo la que debe daros las gracias por seguirme, por dejaros enseñar por mí de forma virtual, por dejarme entrar en vuestras casas.
Sahra Ardah con el grupo de formación profesional de Norcia (Italia)
Inauguración de la Academia de Danza Oriental Sahra Ardah
Este año, en 2014, tras más de una década bailando, y por fin he podido crear un lugar dedicado especialmente para ellas. Una academia de danza con todas las comodidades, llena de detalles pensados para que al cruzar el umbral de la puerta se dejen transportar a un rincón en el que los problemas y preocupaciones no tienen cabida. Se lo merecen, porque han sido ellas las que me han permitido poder dar forma a este sueño.